No tienes ni idea
Admítelo, esto te ha venido grande. Cogiste un gran equipo y has logrado que sea de los más vulgares de la categoría. Mientras las victorias llegaban… bien, pero en cuanto se han torcido un poco las cosas has demostrado tu nula capacidad para gestionar las derrotas y reconocer tu cuota de responsabilidad; a consecuencia de ello, el equipo (el vestuario) se te ha venido abajo como un auténtico castillo de naipes. Ni lesiones, ni gaitas...
Ya te lo adelanto; como sigas prometiendo en todos los equipos que te contraten lo de que te afeitas el bigote sólo en caso de conseguir los objetivos, te vas a morir con él en la cara; porque en dos años que llevo viendo jugar a la mayoría de estos jugadores, nunca los he visto tan mal plantados en el campo y tan desdibujados como en los últimos partidos; desquiciados y a expensas del rival (que hoy era bastante ramplón). Lo malo es que no sólo los colocas en el campo, encima eres tú también el que decide los cambios, "ensaya" las jugadas de estrategia y les da ánimos durante la semana. El suspiro (de alivio) que ha lanzado hoy el entrenador del Aguilas cuando has cambiado a Molist lo he oído hasta yo, que estaba rodeado de cartageneros enloquecidos a causa de ese gol que tuvo que marcarse el propio equipo blanquiazul (y con el que los más ilusos hemos soñado durante unos momentos que, a pesar de las cosas mal hechas, a lo mejor hoy cambiaba nuestra suerte).
Sí, las jugadas de estrategia; esas que sólo entiendes tú; gilicorners que casi siempre acaban en fuera de juego, entradas del hombre invisible a rematar al segundo palo…en fín, que eres un crack. Pensándolo bien esto no te viene grande; te viene pequeño; mientras veía calentar a Elías y Marco (fuera del once titular) lo pensaba “este hombre es un fuera de serie, debería entrenar al Bayern de Munich o algo de eso”. Pero no te preocupes, todo llegará. Ya nos encargaremos de hacerte buena prensa y decir allá donde piensen contratarte que eres un entrenador de superior categoría; de los que unen demasiado al vestuario (hasta el punto de ser empalagoso y perjudicial) y que, por lo tanto, es inútil ficharte para otra competición que no sea la Champions.
En fín, tú no tienes la culpa de haber llegado a ser casi tan mal entrenador como portero (al menos a mí no me gustabas). Como tampoco la tienes de que te hayan traído al Cartagena en vez de al Milán. La culpa es del que te trae. Del que yendo las cosas como la seda, con un equipo resistente a las derrotas que se iba a salir en la segunda vuelta, organiza el cirio en enero y desmiembra un proyecto que ha demostrado no ser inmune a la soberbia, a los pelotas ni a los incompetentes. Alguno dirá que no procede la crítica, que no es hora de crear mal ambiente y que debemos estar todos unidos mientras haya esperanza. Yo digo que la única esperanza de este Cartagena en los próximos tres partidos pasa por no tenerte a tí de entrenador...
Ya te lo adelanto; como sigas prometiendo en todos los equipos que te contraten lo de que te afeitas el bigote sólo en caso de conseguir los objetivos, te vas a morir con él en la cara; porque en dos años que llevo viendo jugar a la mayoría de estos jugadores, nunca los he visto tan mal plantados en el campo y tan desdibujados como en los últimos partidos; desquiciados y a expensas del rival (que hoy era bastante ramplón). Lo malo es que no sólo los colocas en el campo, encima eres tú también el que decide los cambios, "ensaya" las jugadas de estrategia y les da ánimos durante la semana. El suspiro (de alivio) que ha lanzado hoy el entrenador del Aguilas cuando has cambiado a Molist lo he oído hasta yo, que estaba rodeado de cartageneros enloquecidos a causa de ese gol que tuvo que marcarse el propio equipo blanquiazul (y con el que los más ilusos hemos soñado durante unos momentos que, a pesar de las cosas mal hechas, a lo mejor hoy cambiaba nuestra suerte).
Sí, las jugadas de estrategia; esas que sólo entiendes tú; gilicorners que casi siempre acaban en fuera de juego, entradas del hombre invisible a rematar al segundo palo…en fín, que eres un crack. Pensándolo bien esto no te viene grande; te viene pequeño; mientras veía calentar a Elías y Marco (fuera del once titular) lo pensaba “este hombre es un fuera de serie, debería entrenar al Bayern de Munich o algo de eso”. Pero no te preocupes, todo llegará. Ya nos encargaremos de hacerte buena prensa y decir allá donde piensen contratarte que eres un entrenador de superior categoría; de los que unen demasiado al vestuario (hasta el punto de ser empalagoso y perjudicial) y que, por lo tanto, es inútil ficharte para otra competición que no sea la Champions.
En fín, tú no tienes la culpa de haber llegado a ser casi tan mal entrenador como portero (al menos a mí no me gustabas). Como tampoco la tienes de que te hayan traído al Cartagena en vez de al Milán. La culpa es del que te trae. Del que yendo las cosas como la seda, con un equipo resistente a las derrotas que se iba a salir en la segunda vuelta, organiza el cirio en enero y desmiembra un proyecto que ha demostrado no ser inmune a la soberbia, a los pelotas ni a los incompetentes. Alguno dirá que no procede la crítica, que no es hora de crear mal ambiente y que debemos estar todos unidos mientras haya esperanza. Yo digo que la única esperanza de este Cartagena en los próximos tres partidos pasa por no tenerte a tí de entrenador...
En cierta ocasión, haciendo gala de la humildad que te caracteriza, dijiste en rueda de prensa que la afición no ganaba los partidos y que el hecho de que acompañara al equipo fuera de casa "no tenía demasiada trascendencia". Ahora soy yo el que te dice a tí que, desgraciadamente para mí y para toda la gente que quiere de verdad a este club...tu torpeza sí la tiene.