El dia de la Marmota
Lo veo venir. Ojalá me equivoque pero resulta que en estos casos la experiencia es maestra de la vida. A la mínima que el Cartagena tropiece o no cumpla con un mínimo de expectativas, Alcoy se irá a la calle y Paco Gómez se habrá cobrado una nueva pieza. Esta vez la del hombre que (junto al director deportivo), según el propio Gómez, es el único honesto que se ha encontrado en su dilatada carrera como Presidente y sepulturero de sentimientos. También dijo en su momento que Juan Ignacio podría quedarse en el FC Cartagena tanto como quisiera y sería el entrenador del Efesé en Primera División…hasta que se cansó de él y encontró un motivo para cargárselo. Cualquiera diría que no puede evitar cogerle celos a los entrenadores que él mismo contrata...
La cabeza (de turco) del hijo pródigo será ofrecida entonces al pueblo para que éste pueda descargar su ira contra el valenciano, y se olvide de mirar algo más arriba. El y (a lo mejor) la persona que hizo los fichajes aparecerán ante la opinión pública como los grandes culpables de que el proyecto se tambalee y “el último Don”, no dudará en echar más leña al fuego diciendo que, efectivamente, no eran las personas idóneas y que le han decepcionado. Una (o dos) muescas más en la culata de su revolver mientras él se va de rositas pese a que probablemente haya impuesto a algún que otro jugador… Entonces se traerá a un nuevo Montes, un nuevo Campillo o vaya Vd. a saber a quién…y vuelta a empezar; los más ilusos pedirán paciencia para el nuevo técnico y reprocharán duramente cualquier conato de crítica o rebeldía hacia quien paga; el eternamente engañado al que hay que agradecerle las migajas de fútbol de tercera que tenemos en la ciudad; el hombre alrededor del cual se ha forjado el falso mito de que sin él no habría fútbol en Cartagena..Pues vale, nos sentaremos tranquilamente a ver todo esto pasar y sacaremos este texto cuando ocurra a ver si así convencemos a alguien más…aunque dudo que sirva para algo. La afición se divide entre los ingenuos que aún creen que esto puede cambiar sin que ellos hagan nada y los resignados que, aunque no les gusta lo que ven, piensan que poco puede hacer la afición en toda esta historia salvo comer pipas en la grada o irse a su casa.
Paco Gómez ha dado con la ciudad ideal para campar a sus anchas. Una ciudad pasiva, con la autoestima por los suelos, en la que las fuerzas sociales brillan por su ausencia. A los políticos esta situación les vale, a los periodistas también, y a los aficionados también. Don Paco no parece que se vaya a ir mientras tenga intereses urbanísticos (El nuevo PGAU parece que va para largo) y de aquí nadie lo va a echar. Así que este matrimonio puede eternizarse en el tiempo para desgracia de los que amamos los colores blanquinegros y tenemos algo de dignidad. Viva el día de la marmota.