Hola Jose María:

Déjame decirte en primer lugar que pienso que las cosas se están sacando de madre. Quiero decir con esto que, como bien dices, esto es un simple blog personal en el que escribo mis opiniones. Ni voy con una biblia en la mano casa por casa, ni echando octavillas en los buzones para convertir a nadie a mi forma de pensar. Yo cuelgo mis reflexiones en un sitio y el que entra será porque se interesa por ellas: nadie le pone una pistola en el pecho. Aún así no termino de entender que tengan tanta repercusión.

Te comento que he leído atentamente tu respuesta y, desde luego, no me parece que me faltes al respeto. Es muy correcta y te la agradezco. Veo que estás muy informado acerca de mí; si es así sabrás que no tengo nada contra tu padre y que, ni mucho menos, pretendo perjudicar al Cartagena (por favor, eso no). Ahora bien, está claro que me he equivocado en dos cosas: En el momento en el que he publicado esto (no venía a cuento ahora, la verdad) y en los términos en los que lo he hecho.

Dicho lo cual, sí creo que estoy en mi derecho, siempre como aficionado, de expresar públicamente que me parece mal que no haya una mayor implicación de tu padre, o de cualquier otro ex-jugador en el presente de nuestro equipo de fútbol (aunque sea con la mera asistencia). En una palabra, los considero corresponsables de que esto no sea algo más parecido a otros clubes donde se hace mucha más piña en este sentido. Siempre se habla de que "sus motivos tendrán". Yo conozco los de algunos y no me parecen suficientes. Los que expones de que tu padre no está de acuerdo con la estructura actual del fútbol tampoco me convencen mucho pero está claro, faltaría más, que está en su derecho de hacer lo que le de la gana; yo no he dicho lo contrario.

A lo que voy ¿Por qué esa agresividad en el artículo y por qué ahora? Pues verás, todos somos humanos. Hace tres años, como bien dice el usuario que firma como "buena memoria" el Cartagonova FC agonizaba y el grupo de personas que se movieron testimonialmente (testimonialmente porque en realidad poco podían hacer) lo llevaron a cabo con toda la ilusión del mundo y con la mejor de las intenciones. Llamaron a muchas puertas y lanzaron muchas llamadas de auxilio pero pocas (puertas) fueron las que se abrieron. Aún así se logró hacer algo de ruido, se recogieron algunas firmas y se dió apoyo moral a aquellos jugadores. También gracias a aquello, y creo que esto no es baladí, cuando se habló del problema del Cartagonova a nivel nacional (en el programa El Larguero, por ejemplo) o en otras ciudades (salimos varias veces en radio Toledo) se exportó una "buena" imagen de la afición de Cartagena (que luchaba y se movía para evitar la desaparición de su equipo de fútbol) y no la tradicional; apática, conformista y desinteresada que se dió cuando murió el viejo Efesé.

Bueno, eso seguro que ya lo sabes. El caso es que nos sentimos algo solos y aislados. Al menos yo me sentí así. Nos hubiera gustado contar con la ayuda, también testimonial, de gente como tu padre o Arango. Sobre todo viendo como en Alicante, una Plataforma calcada en su gestación a la nuestra, sólo que un año antes, había contado con la ayuda de veteranos ex-presidentes como Rico Pérez, o ex-jugadores como Alfaro y Eduardo Rodríguez sin que nadie (atención) se la hubiera pedido. Es decir, se pusieron ellos en contacto con los aficionados que la organizaron.

Hasta ahí vale. No contamos con esa ayuda pero tampoco ese es motivo suficiente para crucificar a nadie. ¿Qué fue lo que de verdad me dolió? Pues que hubo varios veteranos (no digo más nombres para no liar más la cosa) que no sólo no ayudaron sino que expresaron (algunos incluso públicamente) su deseo de que el Cartagonova desapareciera. Tanto es así que a mí, después de toda la ilusión y todo el esfuerzo que le habíamos puesto, hubo un día en el que uno de ellos me dijo textualmente (a la cara) en cierta conferencia, que lo que mis amigos y yo hacíamos no valía para nada y que lo mejor que le podía pasar a la ciudad era que el "invento" del Cartagonova desapareciera de una vez. Quieras que no, eso se te clava. También es verdad que antes era más joven y me afectaban más las cosas. Involuntariamente o no, tomé nota mental y decidí que los veteranos del Cartagena, como tantas otras cosas en nuestra ciudad, eran una batalla perdida; no merecían la pena.

Luego el Cartagonova se salva, por supuesto, no gracias a nuestro esfuerzo sino gracias a Paco Gómez. Con el tiempo cambian algunas cosas; hay liquidez, al Club ya se le empieza a conocer como "El Cartagena" e incluso la afición corea su nombre como "Efesé, Efesé". Parece como si todo el mundo se hubiera olvidado de "aquello que pasó". Poco a poco fuí observando como gente de la que te he comentado antes (y no me refiero sólo a ex-jugadores), que se había desentendido totalmente en su momento, se acerca de nuevo al Club. Algunos reciben distinciones, se exaltan sus gestas, su cariño por los colores y se les pone como modelo a seguir. Otros intentan a toda costa entrar en el club pero se les da con la puerta en las narices y los más afortunados son, incluso, contratados.

Claro, tú, que te dejaste la piel junto a tus compañeros aquellos días, que incluso se te acusó de buscar protagonismo o servir a oscuros propósitos (llegaron a decir que yo pertenecía a un partido político en un medio de comunicación...¿?); pero, sobre todo, que sufriste porque veías que algo que querías iba a desaparecer ante la impasividad de tanta gente, pues llega un momento en el que te puedes imaginar, Jose María, como se siente uno.

Intentas dejarlo al margen y no pensar más en ello. Te dedicas a seguir a tu equipo. Eso sí, cada cierto tiempo sale alguno nuevo (no muchos, pero alguno) sacando pecho en los medios, o siendo objeto de homenaje por algo...etc...etc hasta que cierto día, en un desplazamiento, Arango me dice esa frase que he comentado; una frase que yo creo que es desafortunada. Y a mí me duele ¿Cómo no me va a doler? Era ya la gota que colmaba el vaso. Me callo pero, claro, a la próxima que sale algo relacionado con los veteranos (en este caso la entrevista a tu padre) no lo puedo evitar y, por mi carácter, salto como un resorte al leer que llevaba 18 años sin ir al fútbol. ¿Mal hecho? Pues sí. Tu padre no tiene culpa de nada (o como mínimo no se merecía una crítica tan feroz) y Guillermo Jiménez, al que considero mi amigo, está claro que tampoco. Y entonces viene el lío.

Y viene el lío, ojo, porque también hay más gente que piensa como yo. Esto quiero aclararlo porque de tus palabras se deduce que yo genero opinión y divido a los aficionados. No, esto no es exactamente así; hay mucha gente que opina de este modo respecto a los veteranos del Cartagena desde mucho antes de escribir el artículo. ¿Qué sucede? pues que cuando escribo el artículo, tomando si quieres a Miguel Egea como una especie de cabeza de turco, lógicamente, se posicionan a favor de lo que argumento; vosotros os sentís, en cierta medida, linchados sin motivo por mi culpa. Bien es cierto que habrá otros que no tenían opinión formada en los que sí influya, no te digo que no; pero yo creo que no soy tan importante, vamos.

En definitiva, algo que se podía haber denunciado en otro momento y de manera mucho más correcta, incluso sin decir ningún nombre, se transforma en un auténtico torpedo y da la sensación de que hay algo personal de por medio. Nada más lejos de la realidad.

En fín, espero que hayas entendido un poco como me sentía y el por qué me conduje de esa manera. No debes tener problema en conseguir mi teléfono si quieres alguna explicación más personal o lo que sea y, por supuesto, podemos hablar personalmente cuando quieras. Con Arango ya lo he hecho y cuando pase lo de la selección también escribiré algo al respecto. Por cierto, he borrado algunos anónimos que me insultaban para defender a tu padre. No lo he hecho por coartar la libertad de expresión de nadie, sino porque creo que os hacen flaco favor expresándose así y seguramente sean producto de un calentón. Tener amigos es bueno.

Un saludo.