El enemigo en casa
El otro día, alguien cercano al entorno del FC Cartagena me confesaba que había ganas de revancha en el seno de la plantilla y que iban a hacer todo lo posible para ganar bien al Melilla y así “callar muchas bocas”. Francamente, me preocupa sobremanera que desde el club no se vea al Melilla como el único enemigo a batir, y se esté pensando en no sé qué suerte de revanchismo barato contra no se sabe muy bien quién.
Ojo con ver fantasmas donde no los hay. Si hay algún cartagenero indeseable que anhela la derrota del equipo que le zurzan. Pero si los jugadores (o el entrenador) del Efesé quieren volver a la senda de las victorias, pienso yo que deberían hacerlo (a parte de por ellos mismos) por esos muchos otros aficionados que los ven como héroes, sufren con sus desdichas, y disfrutan con sus alegrías; no para darle en las narices a nadie que bastante tiene con ser como es.
El Cartagena; sus jugadores, su afición y los que tenemos la suerte (y la responsabilidad) de formar opiniones de una u otra manera, debemos ser un solo puño golpeando al unísono para alcanzar un objetivo común. Sólo así seremos grandes. El que arremeta contra este magnífico grupo humano más allá de la crítica constructiva es, como digo, un indeseable que no merece mayor comentario. Y, desde luego, tampoco merece que arriesguemos una comunión y una empatía crecientes entre vestuario y graderío que ha costado mucho poder conquistar.