Grande Xavi!!
Tras anotar Molist el gol que abría el marcador frente el Melilla ayer tarde, un amigo mío, heterosexual y nada sospechoso de simpatizar con otro nacionalismo que no sea el cantonal (si es que existe todavía), me confesaba -quizá llevado por la euforia- que a pesar de esos sólidos e indeclinables principios, el gerundense "era una de sus debilidades". Me pregunto si con esta frase, mi amigo se referiría a que con Xavi estaba dispuesto a suspender su anticatalanismo militante o, más bien, su heterosexualidad. Tal vez ambas cosas...Qué poder tiene el balompié.
Yo, aunque no llegue a tanto (por favor, que quede claro), me confieso también admirador del catalán (desde mucho antes, incluso, de que recalara en nuestra tierra) y mentiría si negara que desde hace tiempo espero cualquier excusa para rendirle mi modesto homenaje en este blog ; quede claro, empero, que cualquier elogio que pueda dedicársele hoy a Molist se lo ha ganado por derecho propio y para nada creo yo que pueda decirse que es fruto de la lealtad o mitomanía de sus adeptos.
Ayer fue el mejor sobre el césped del estadio municipal; del minuto 1 al 90 luchó y se batió el cobre con la defensa rival, controló balones imposibles, asistió a sus compañeros, mandó un balón al palo y anotó un gol -marca de la casa- que practicamente nos dió la victoria y le mantiene como máximo artillero del grupo, empatado con Javi Moreno.
Pero ayer Molist, y esta es su grandeza, se engalanó y lució sus mejores escamas más allá de lo puramente futbolístico; se echó el equipo a las espaldas y ejerció el liderazgo de quien se sabía decisivo ante las numerosas bajas existentes. Se convirtió en un auténtico capitán (con permiso de Orlando) para todos sus compañeros y no contento con ello, se despidió para siempre de su pubertad como jugador del Cartagena, asumiendo el rol de hilo conductor entre equipo y graderío (papel que tradicionalmente está reservado sólo para aquellos que, por su carisma y compromiso, han alcanzado un determinado status en el orden de los afectos de los aficionados cartageneros). Para recordar, por sincera y enrabietada, su dedicatoria del gol a la grada de preferencia.
Yo, aunque no llegue a tanto (por favor, que quede claro), me confieso también admirador del catalán (desde mucho antes, incluso, de que recalara en nuestra tierra) y mentiría si negara que desde hace tiempo espero cualquier excusa para rendirle mi modesto homenaje en este blog ; quede claro, empero, que cualquier elogio que pueda dedicársele hoy a Molist se lo ha ganado por derecho propio y para nada creo yo que pueda decirse que es fruto de la lealtad o mitomanía de sus adeptos.
Ayer fue el mejor sobre el césped del estadio municipal; del minuto 1 al 90 luchó y se batió el cobre con la defensa rival, controló balones imposibles, asistió a sus compañeros, mandó un balón al palo y anotó un gol -marca de la casa- que practicamente nos dió la victoria y le mantiene como máximo artillero del grupo, empatado con Javi Moreno.
Pero ayer Molist, y esta es su grandeza, se engalanó y lució sus mejores escamas más allá de lo puramente futbolístico; se echó el equipo a las espaldas y ejerció el liderazgo de quien se sabía decisivo ante las numerosas bajas existentes. Se convirtió en un auténtico capitán (con permiso de Orlando) para todos sus compañeros y no contento con ello, se despidió para siempre de su pubertad como jugador del Cartagena, asumiendo el rol de hilo conductor entre equipo y graderío (papel que tradicionalmente está reservado sólo para aquellos que, por su carisma y compromiso, han alcanzado un determinado status en el orden de los afectos de los aficionados cartageneros). Para recordar, por sincera y enrabietada, su dedicatoria del gol a la grada de preferencia.
Así pues tenemos a un superclase con nosotros. Uno de esos jugadores especiales que si volviera con la camiseta de otro equipo al estadio municipal, jamás osaría celebrar un gol por respeto a los que fueron sus aficionados. La clase hay que tenerla dentro y fuera del terreno de juego y Xavi Molist, con la suya, ya ha entrado en el hall of fame del fútbol cartagenero.