Hasta pronto, Maestro
Guillermo Jiménez, el decano de los periodistas deportivos de la ciudad se retira y los que le seguimos comprendemos demasiado tarde por qué su columna de opinión del otro día se titulaba "el penúltimo dardo". De esta manera, pone fín a 36 años de carrera periodística en la que ha vivido de todo y conocido a todos. Comenzó bien pronto cuando aún era un crío en La Verdad de Cartagena. Después estuvo destinado en Elche por orden del periódico donde permaneció casi seis años hasta que en 1976 volvió a Cartagena. En su etapa ilicitana dejó no pocos amigos e incluso el club de la ciudad, el Elche CF, tuvo a bien premiar su labor con su insignia de oro y brillantes en acto celebrado en el Hotel Huerto del Cura.
De vuelta a Cartagena compaginó su trabajo en el periódico con sus colaboraciones en la antígua Radio Juventud de Cartagena o en la Cadena Ser, donde llegó a tener un programa propio y retransmitió multitud de partidos del Efesé dentro y fuera de casa. Se hartó de viajar con el equipo y vivió mil y una experiencias con él, incluyendo los ascensos de San Mamés y Torrejón y, por supuesto, todas las decepciones. Escribió libros y publicaciones varias y en su última etapa ha colaborado como tertuliano en la Cadena Ser y ha seguido escribiendo en la que siempre será su casa, La Verdad.
Hombre de carácter afable, muy inteligente y amigo de los suyos, empleó siempre su don, el de la elocuencia, para tender puentes y ayudar en la medida de sus posibilidades a la buena marcha de su Cartagena; al que ahora, sin duda, seguirá de manera mucho más relajada y sin la premura de acabar la crónica antes de las 12 de la noche.
Deja la profesión un gran periodista pero, sobre todo, una gran persona (y un gran amigo) que supo entender como pocos, quizá también por haber vivido fuera, cuáles son los males de nuestra ciudad y se esmeró en combatirlos. Pero no se va muy lejos, se queda aquí cerquita y pronto, estoy seguro, disfrutaremos de nuevos dardos con los que acertará, como siempre, en el centro de la diana.
Gracias Willy...