Acuse de recibo
Aprovecho la publicación anónima en este blog de cierto comentario que me viene al pelo para aclarar un par de cosas en aras de que no haya malos entendidos. Dice así:
"Te veo escribir mucho sobre las ratas de cloaca, como tu las llamas, que hay en el Cartagena pero yo todavía no tengo claro a quién te refieres... ¿son el cuerpo médico? ¿crees que después de tantos años lo deberían jubilar? ¿hay alguien más? porque en el día a día en las oficinas del Cartagena no hay mucha gente... ¿quien y como hace tanto mal al Cartagena tal como tu lo denuncias?"
"Te veo escribir mucho sobre las ratas de cloaca, como tu las llamas, que hay en el Cartagena pero yo todavía no tengo claro a quién te refieres... ¿son el cuerpo médico? ¿crees que después de tantos años lo deberían jubilar? ¿hay alguien más? porque en el día a día en las oficinas del Cartagena no hay mucha gente... ¿quien y como hace tanto mal al Cartagena tal como tu lo denuncias?"
Querido anónimo.
No es a mí a quien debe Vd. preguntar quienes son "las ratas de cloaca" aunque ciertamente escribo mucho sobre ellas como bien dice, justamente para que el tema no caiga en el olvido. Le puedo asegurar que tengo el mismo interés que Vd. en saber sus nombres aunque como vulgar aficionado que soy, comprenderá que jamás me implicaría tanto como para decirlos públicamente si es que los supiera. Eso corresponde a los periodistas de verdad (los de mentira tampoco se los van a decir porque prefieren ensañarse con los jugadores, que son la parte más débil e indefensa, y además están de paso). Ahora bien, presión para que salgan del club hay que ejercer toda la que se pueda y más. Deberíamos hacerlo todos los aficionados y fuerzas vivas del fútbol en Cartagena si es que en verdad queremos a este club.
¿Que por qué sé que las hay? Pues, con todos los respetos, porque no soy gilipollas. Sólo hay que ir atando unos pocos cabos tras lo que ha sucedido últimamente en el club. Es mi opinión, basada en los hechos y reforzada por la información que ha ido sacando el diario La Verdad en la que se hablaba de trampa a Torrecilla y de sonrisas de algún empleado del club el día de las dimisiones. El autor de estas noticias, Francisco J. Moya, ha dado las claves suficientes como para que tampoco tengamos que pensar mucho.
¿El número de ratas? De nuevo, utilizando el sentido común (que como sin duda sabrá no es el más común de los sentidos)... me atrevo a afirmar que podría haber, como mínimo, dos ratas (las que se reían el día de la dimisión) y seguramente una tercera.
"...en el día a día en las oficinas del Cartagena no hay mucha gente... " Que yo sepa ni yo ni nadie ha afirmado que en las oficinas del club sea donde se encuentra el mal. Al contrario, yo he ido a menudo por allí y siempre me han tratado con respeto y facilitado las cosas. El club no son sólo las oficinas.
¿Quién y cómo hace tanto mal al Cartagena tal como tú lo denuncias?" Respecto al "quién" ya le he dicho todo lo que le tenía que decir. El "cómo" es más complejo aún pero tiene que ver con el afán de mantenerse a toda costa en el cargo, la querencia por el dinero, y el desconocimiento total de las mínimas normas de ética profesional y personal. No es de ahora, también esas causas han sido las responsables de fracasos del Cartagena en otro tiempo. En resumen, las ratas piensan en su propio beneficio y no en el del Cartagena.
Y Vd. seguramente me responderá con todo el derecho..."Yo en mi trabajo también miro por mí antes que por mi empresa, ¿Soy por eso una rata?" En absoluto querido amigo. Verá, aquí nadie dice que haya que trabajar por amor al arte o que el Cartagena esté por delante del pan de los hijos de uno. Es lícito mirar por el bien propio (de hecho es lo que hace que la sociedad avance según Adam Smith) antes que por el club, la empresa que nos paga o lo que sea. El problema viene cuando se transgreden los principios éticos más elementales para que prevalezca ese interés personal.
Cito a continuación un ejemplo clarificador (matizo que no tiene nada que ver con la actual plantilla del Cartagena, todos los jugadores profesionales como pocos): Imagínese a un jugador de un equipo de fútbol cualquiera. Mientras actue correctamente nadie le reprochará que piense en su futuro profesional antes que en el bien del equipo que le paga (la mayoría de veces van de la mano, pero otras no...). El problema vendrá si ese jugador acepta un día, pongamos por caso, "venderse" (quebrantando así los principios éticos que he comentado anteriormente) al equipo contrario para progresar profesionalmente o simplemente por enriquecerse. Estará, por tanto, perjudicando a su equipo y a sus compañeros ¿no?. Espero que haya quedado clara la diferencia entre alguien que mira por su futuro y alguien que mira a toda costa por su propio beneficio, no tiene dignidad y no le arredra pisar al de al lado con tal de conseguir sus propósitos. O lo que es lo mismo, la diferencia entre un profesional con ambición y una rata de la peor calaña.
Lamento no poder ser más explícito (y menos extenso). Simplemente no puedo o no sé.
Atentamente,
Messalha
No es a mí a quien debe Vd. preguntar quienes son "las ratas de cloaca" aunque ciertamente escribo mucho sobre ellas como bien dice, justamente para que el tema no caiga en el olvido. Le puedo asegurar que tengo el mismo interés que Vd. en saber sus nombres aunque como vulgar aficionado que soy, comprenderá que jamás me implicaría tanto como para decirlos públicamente si es que los supiera. Eso corresponde a los periodistas de verdad (los de mentira tampoco se los van a decir porque prefieren ensañarse con los jugadores, que son la parte más débil e indefensa, y además están de paso). Ahora bien, presión para que salgan del club hay que ejercer toda la que se pueda y más. Deberíamos hacerlo todos los aficionados y fuerzas vivas del fútbol en Cartagena si es que en verdad queremos a este club.
¿Que por qué sé que las hay? Pues, con todos los respetos, porque no soy gilipollas. Sólo hay que ir atando unos pocos cabos tras lo que ha sucedido últimamente en el club. Es mi opinión, basada en los hechos y reforzada por la información que ha ido sacando el diario La Verdad en la que se hablaba de trampa a Torrecilla y de sonrisas de algún empleado del club el día de las dimisiones. El autor de estas noticias, Francisco J. Moya, ha dado las claves suficientes como para que tampoco tengamos que pensar mucho.
¿El número de ratas? De nuevo, utilizando el sentido común (que como sin duda sabrá no es el más común de los sentidos)... me atrevo a afirmar que podría haber, como mínimo, dos ratas (las que se reían el día de la dimisión) y seguramente una tercera.
"...en el día a día en las oficinas del Cartagena no hay mucha gente... " Que yo sepa ni yo ni nadie ha afirmado que en las oficinas del club sea donde se encuentra el mal. Al contrario, yo he ido a menudo por allí y siempre me han tratado con respeto y facilitado las cosas. El club no son sólo las oficinas.
¿Quién y cómo hace tanto mal al Cartagena tal como tú lo denuncias?" Respecto al "quién" ya le he dicho todo lo que le tenía que decir. El "cómo" es más complejo aún pero tiene que ver con el afán de mantenerse a toda costa en el cargo, la querencia por el dinero, y el desconocimiento total de las mínimas normas de ética profesional y personal. No es de ahora, también esas causas han sido las responsables de fracasos del Cartagena en otro tiempo. En resumen, las ratas piensan en su propio beneficio y no en el del Cartagena.
Y Vd. seguramente me responderá con todo el derecho..."Yo en mi trabajo también miro por mí antes que por mi empresa, ¿Soy por eso una rata?" En absoluto querido amigo. Verá, aquí nadie dice que haya que trabajar por amor al arte o que el Cartagena esté por delante del pan de los hijos de uno. Es lícito mirar por el bien propio (de hecho es lo que hace que la sociedad avance según Adam Smith) antes que por el club, la empresa que nos paga o lo que sea. El problema viene cuando se transgreden los principios éticos más elementales para que prevalezca ese interés personal.
Cito a continuación un ejemplo clarificador (matizo que no tiene nada que ver con la actual plantilla del Cartagena, todos los jugadores profesionales como pocos): Imagínese a un jugador de un equipo de fútbol cualquiera. Mientras actue correctamente nadie le reprochará que piense en su futuro profesional antes que en el bien del equipo que le paga (la mayoría de veces van de la mano, pero otras no...). El problema vendrá si ese jugador acepta un día, pongamos por caso, "venderse" (quebrantando así los principios éticos que he comentado anteriormente) al equipo contrario para progresar profesionalmente o simplemente por enriquecerse. Estará, por tanto, perjudicando a su equipo y a sus compañeros ¿no?. Espero que haya quedado clara la diferencia entre alguien que mira por su futuro y alguien que mira a toda costa por su propio beneficio, no tiene dignidad y no le arredra pisar al de al lado con tal de conseguir sus propósitos. O lo que es lo mismo, la diferencia entre un profesional con ambición y una rata de la peor calaña.
Lamento no poder ser más explícito (y menos extenso). Simplemente no puedo o no sé.
Atentamente,
Messalha