Después de toda la que está cayendo tras la dimisión de Torrecilla y Amaral nadie del club (ni de los propios interesados que hicieron la maleta y se fueron) se digna a dar una explicación coherente a los aficionados acerca de lo que realmente ha sucedido en los pasillos de la casa blanquinegra durante las últimas semanas. El Presidente, eso sí, va dando ruedas de prensa por Oviedo. Algo que nunca ha hecho aquí. Genial.

Las informaciones que va sacando La Verdad tienen visos de ser ciertas y la afición no para de pedir explicaciones en todos los foros y webs de internet en los que se habla del FC Cartagena. Nombres de empleados del club están saliendo a la palestra y nadie afirma ni desmiente nada públicamente, lo que hace sospechar que, en efecto, Amaral y Torrecilla fueron apuñalados por la espalda con el consentimiento de un Paco Gómez que probablemente no esperaba que todo el asunto le acabara estallando en la cara.

Los aficionados, seguro, estamos dispuestos a perdonar a Paco Gómez por su error de confiar en las personas inadecuadas aún habiéndonos dejado sin un Entrenador y un Director Deportivo capaces y que llevaban visos de conseguir la clasificación para el play off de ascenso. Lo haremos si da explicaciones y actúa (eliminando los cánceres del FC Cartagena). Pero a lo que no estamos dispuestos, y lo digo desde ya, es a que se nos tome el pelo y se juegue con la ilusión de la gente que ama estos colores. Tampoco bastará con la llegada de un nuevo entrenador y resultados que tranquilicen el ambiente porque aquí nadie va a descansar hasta que las ratas expíen su culpa y se desinfecte definitivamente el club. Hay que sacar las manzanas podridas del cesto ya; no basta con echar manzanas nuevas.

El FC Cartagena no puede ser un cortijo en el que se haga y se deshaga a voluntad sin dar la más mínima explicación a nadie o en el que los correividiles ponzoñosos campen a sus anchas envenenando y cobrándose cadáveres. Se trata de una institución que importa a mucha gente y que debe ser respetada en primer lugar por quienes la dirigen y eso no estará ocurriendo mientras continúe la ley del silencio. Presidente, tiene Vd. la obligación de devolvernos la ilusión que nos han robado.