Con dinero o sin dinero
Buen artículo hoy el de Francisco J. Moya en el diario La Verdad. Primero porque es reconfortante que alguien se "posicione" de manera tan clara sobre un tema acerca del cual la mayoría de periodistas no se moja o pasa muy por encima. Y segundo porque lo que dice, para mí, son verdades como puños. Eso sí, que se prepare para que lo critiquen.
"Me río yo de esas aficiones y directivas que se rasgan las vestiduras porque sus equipos tengan que pasar un año en el purgatorio de la Segunda División. Hace unos años, la división de plata era el infierno, según los seguidores del Atlético de Madrid. Salvando todas las distancias, aconsejaría yo a muchas de estas entidades que echaran un vistazo al panorama futbolístico de Cartagena. Con la próxima serán ya 19 las temporadas del club (Cartagena FC, Cartagonova y FC Cartagena) en el pozo de la Segunda B. Casi dos décadas, jalonadas además por hasta cinco jornadas muy negras. A saber: Córdoba 91, Badajoz 92, Córdoba 99, Vecindario 2006 y, desde ayer, Almendralejo 2007. Desolador.
Habrá tiempo para escrutar el rendimiento de la plantilla y averiguar las causas por las que un equipo que iba embalado hacia el ascenso se ha hundido de forma estrepitosa. Visto lo visto, Paco Gómez podría haberse ahorrado las primas al Melilla. Sus jugadores son los únicos que han terminado felices estas dos alocadas semanas.
Lamentablemente para la castigada afición blanquinegra, una vez más se ha demostrado que -en contra del pensamiento único que imponen los dañinos satélites de Paco Gómez en el club- el dinero no lo es todo en el fútbol. El Cartagena, que anda sobrado de euros, sigue en el mismo pozo en el que estaba cuando no tenía ni para pagar el detergente ni los arbitrajes. Algo se ha hecho mal.
A nadie se le escapa que la manera de dirigir el club del empresario de Orihuela (un lince en el mundo de la construcción y un aficionado más en el del fútbol) es un viaje a ninguna parte. Con Torrecilla todo rodaba bien, pero cuando Gómez -quien cree que todo el mundo quiere engañarle- echó al salmantino y quiso jugar a ser Piterman, cavó su tumba. Y la del Efesé. Prescindió de Juan Ignacio, Amaral tuvo que irse y Montes, que parecía la solución, le duró poco. No había motivo para tanto cambio. ¿Tanto disparate ha sido la causa principal del fracaso? Yo no tengo dudas"
"Me río yo de esas aficiones y directivas que se rasgan las vestiduras porque sus equipos tengan que pasar un año en el purgatorio de la Segunda División. Hace unos años, la división de plata era el infierno, según los seguidores del Atlético de Madrid. Salvando todas las distancias, aconsejaría yo a muchas de estas entidades que echaran un vistazo al panorama futbolístico de Cartagena. Con la próxima serán ya 19 las temporadas del club (Cartagena FC, Cartagonova y FC Cartagena) en el pozo de la Segunda B. Casi dos décadas, jalonadas además por hasta cinco jornadas muy negras. A saber: Córdoba 91, Badajoz 92, Córdoba 99, Vecindario 2006 y, desde ayer, Almendralejo 2007. Desolador.
Habrá tiempo para escrutar el rendimiento de la plantilla y averiguar las causas por las que un equipo que iba embalado hacia el ascenso se ha hundido de forma estrepitosa. Visto lo visto, Paco Gómez podría haberse ahorrado las primas al Melilla. Sus jugadores son los únicos que han terminado felices estas dos alocadas semanas.
Lamentablemente para la castigada afición blanquinegra, una vez más se ha demostrado que -en contra del pensamiento único que imponen los dañinos satélites de Paco Gómez en el club- el dinero no lo es todo en el fútbol. El Cartagena, que anda sobrado de euros, sigue en el mismo pozo en el que estaba cuando no tenía ni para pagar el detergente ni los arbitrajes. Algo se ha hecho mal.
A nadie se le escapa que la manera de dirigir el club del empresario de Orihuela (un lince en el mundo de la construcción y un aficionado más en el del fútbol) es un viaje a ninguna parte. Con Torrecilla todo rodaba bien, pero cuando Gómez -quien cree que todo el mundo quiere engañarle- echó al salmantino y quiso jugar a ser Piterman, cavó su tumba. Y la del Efesé. Prescindió de Juan Ignacio, Amaral tuvo que irse y Montes, que parecía la solución, le duró poco. No había motivo para tanto cambio. ¿Tanto disparate ha sido la causa principal del fracaso? Yo no tengo dudas"