Gómez ¿Héroe o Villano?
Este remember va dedicado a todas esas personas que me recriminan la cantidad de veces que (de manera metafórica o literal) digo aquello de "Ya os lo decía yo". Voy a hacerlo otra vez. Esta vez se trata de un artículo publicado en La Verdad, que escribí hace justamente dos años (antes incluso de que existiera este blog). Mientras que la mayoría de gente ha tardado en caerse del burro dos años más (algunos incluso siguen subidos), mi mente preclara 
me dictaba ya las siguientes palabras allá por junio de 2005:
me dictaba ya las siguientes palabras allá por junio de 2005:Gómez, ¿Héroe o Villano? 18-6-05
Hace unos días tuve la oportunidad de leer en este mismo periódico (por La Verdad) un excelente artículo que Paco Sánchez titulaba “Recuperar al aficionado” en el que, el otrora capitán del Cartagena, recordaba la necesidad de contar con la implicación de la masa social como catalizador del éxito en cualquier proyecto deportivo al tiempo que denunciaba la escasa atención que Paco Gómez le prestaba a este asunto en particular. Mucho me temo, sin embargo, que este debate hace tiempo que está superado a nivel popular, y que en los mentideros futbolísticos de la ciudad, lo que se discute ya es si merece la pena, con buen marketing o sin él, darle el apoyo a un presidente que ha demostrado su nula capacidad para llevar a buen puerto algo que no sean sus negocios; y que cuenta entre sus méritos con el de ningunear y dividir a la apática pero habitualmente unida afición blanquinegra.
Hace unos días tuve la oportunidad de leer en este mismo periódico (por La Verdad) un excelente artículo que Paco Sánchez titulaba “Recuperar al aficionado” en el que, el otrora capitán del Cartagena, recordaba la necesidad de contar con la implicación de la masa social como catalizador del éxito en cualquier proyecto deportivo al tiempo que denunciaba la escasa atención que Paco Gómez le prestaba a este asunto en particular. Mucho me temo, sin embargo, que este debate hace tiempo que está superado a nivel popular, y que en los mentideros futbolísticos de la ciudad, lo que se discute ya es si merece la pena, con buen marketing o sin él, darle el apoyo a un presidente que ha demostrado su nula capacidad para llevar a buen puerto algo que no sean sus negocios; y que cuenta entre sus méritos con el de ningunear y dividir a la apática pero habitualmente unida afición blanquinegra.
Así, por un lado están aquellos que, sobre no pensar que la gestión de Gómez en estos dos años haya sido buena (ahí están los resultados), no lo consideran el máximo responsable de los lodos en los que nadamos a día de hoy. Prefieren cargar las tintas sobre futbolistas, entrenadores o ávidos asesores antes que culpar al hombre que con su chequera ha traído la calma a una nave blanquinegra acostumbrada a zozobrar en los peligrosos mares de las deudas. El oro parece suficiente aval para obtener el plebiscito de una parte de la afición que, tal vez deslumbrada por su brillo, parece rebajar a rango de travesura las graves salidas de tono de un presidente que, estoy seguro, en otro club le hubieran costado la cabeza tiempo ha.
Yo, que en su día aplaudí la llegada de Gómez, pertenezco al grupo de los que ya tienen suficiente. Como a muchos otros, no me vale con llevar las nóminas y la Seguridad Social al día. Soy Cartagenero, como mi padre y mi abuelo antes que yo, amante de los colores blanquinegros, deudor de todos esos mayores con los que toda una generación fue cogida de la mano al Almarjal y a los que a nadie se les ocurriría intentar convencer con las facturas pagadas en los dos últimos años. Soy de los que piensa que el fútbol es algo más que dinero; sentimientos.
Estoy seguro de que el de Jacarilla es responsable directo de todo lo que está sucediendo en el Cartagena y que, ni mucho menos, es ese pobre hombre bienintencionado al que embaucan y engañan sistemáticamente los malvados personajes que dice que le rodean. Tengo para mí que Paco Gómez sabe muy bien lo que hace, va a recuperar con creces su inversión en Cartagena, y empiezo a sospechar que si salvó al club de nuestros amores fue porque llegado el momento no tuvo más remedio. Paco Gómez y sus Euros, están acostumbrados a avasallar con la indolencia que le permiten los que se dejan avasallar. Ha menospreciado a la afición de Cartagena, a las raíces de su fútbol, se ha hartado de cuestionar la profesionalidad de los futbolistas y arremete impunemente día sí, día también, contra políticos, empresarios y periodistas sin nadie le salga al paso y le pare los pies.
Si no cambia, tarde o temprano terminará, como todos los que eligen ese camino, por estrellarse y convencerse de que ni el cariño ni la credibilidad tienen precio. Sólo espero que si lo hace en Cartagena lo haga frente a una afición unida y empujando en la misma dirección.
