El "paloma" vuela a otro nido
Al parecer se ha filtrado a la prensa (televisión murciana y La Verdad son las que se han hecho eco de ello) la noticia de la posible salida de Paco Gómez en las próximas horas del FC Cartagena.
En cualquier caso me gustaría tranquilizar a los aparca-coches del Cartagonova y a todas esas jóvenes generaciones de aficionados que en estos momentos se rasgan las vestiduras y rasuran sus cabellos al tiempo que gritan aquello de "Dios mío, ¿Ahora que va a ser de nosotros?" "¿Qué vamos a hacer los domingos por la tarde? ¿probar sustancias prohibidas? ¿vender en e-bay la camiseta del enésimo equipo desaparecido de la ciudad? ¿Ahorcar gatos, quizás?."
Y he ahí el quid de la cuestión. Ese es el debate que yo creo que suscita Paco Gómez. Las opiniones encontradas entre sus partidarios y los que no aprueban su manera de proceder son, en realidad, las opiniones encontradas entre dos grupos de aficionados bien diferenciados; los que van cada domingo al Cartagonova a encontrarse con sus raíces y sentirse orgullosos de sus colores, y los que van por simple divertimento a ver un espectáculo con la única pretensión de desahogarse, pasar el rato y, si es posible, ascender. Es el debate entre los que están dispuestos a consentir su soberbia y su forma desnaturalizada de "teledirigir" el club con tal de que haya liquidez y se aumente la probabilidad de éxito, frente a aquellos que se sienten incómodos en su propia casa y prefieren seguir conservando su dignidad. Es, en definitiva, el debate entre los que seguirán yendo al Cartagonova a cualquier precio, aunque el equipo juegue en territorial preferente y haga un día de perros, y los que encontrarán en este hecho la excusa perfecta para desentenderse por un tiempo del fútbol local, y no volverán a interesarse por él hasta que asome de nuevo la cabeza por categoría nacional (o deje de llover).
Como siempre ocurre con el Presidente, nadie sabe por dónde va a salir; si lo que dice es medio verdad, medio mentira, o todo lo contrario. Lo que sí es cierto es que este rumor, propagado días antes de unas elecciones municipales desprende cierto tufillo algo desagradable que debe dar que pensar al buen aficionado. De ser verdad, lo realmente grave es que parece ser que ha dado orden de paralizarlo todo. En declaraciones a La Verdad, ha afirmado que va a exigir que se le pague el dinero que ha puesto (ya adelanto yo que nadie se lo va a pagar) y ha arremetido contra los jugadores llamándolos mercenarios e insinuando de forma muy fea y ambigua (como es su estilo) que el Córdoba llevó 50 sospechosos millones a Extremadura. Bochornoso.
En cualquier caso me gustaría tranquilizar a los aparca-coches del Cartagonova y a todas esas jóvenes generaciones de aficionados que en estos momentos se rasgan las vestiduras y rasuran sus cabellos al tiempo que gritan aquello de "Dios mío, ¿Ahora que va a ser de nosotros?" "¿Qué vamos a hacer los domingos por la tarde? ¿probar sustancias prohibidas? ¿vender en e-bay la camiseta del enésimo equipo desaparecido de la ciudad? ¿Ahorcar gatos, quizás?."
Tranquilos queridos niños. El que suscribe tiene ya 30 años y hasta los 27 estuvo viendo al Efesé pifiarla en play offs (exactamente igual que ahora) sin que Paco Gómez estuviera en el palco. Eso lo sabemos hacer solitos, así que no veo por qué de ahora en adelante debería ser diferente. Sinceramente no entiendo ese temor a que este hombre se marche de la ciudad ni por qué debe significar la desaparición de nada. Suena a sensacionalismo barato, a una suerte de fascismo para intimidar a los aficionados y (siendo algo malvados) a los votantes más analfabetos. Chantaje.
Ahora en serio. Muchos me acusan de tener cierta (o mucha) animadversión hacia Paco Gómez. No es eso. Yo a este hombre le deseo lo mejor y me gustaría que se quedara. Pero no a cualquier precio. Jamás entenderé que se le rinda tanta pleitesía a alguien cuyo único mérito es el de tener dinero y pagar (eso nadie lo niega). Como jamás entenderé que se le consientan cosas tan humillantes, para cualquier seguidor del Efesé con algo de orgullo, como amenazar cada dos por trés con llevarse el club de la ciudad o arremeter, sin reparos, contra la propia afición. Francamente, creo que se trata de comportamientos sumisos y borreguiles, intolerables en una afición con un mínimo de amor propio; y (digo más) que levantarían de su tumba, si es que esto fuera posible, a más de un seguidor de pura cepa de los de antaño (probablemente fallecido prematuramente a causa de alguna pifia monumental del Efesé) y lo empujarían a manifestarse airadamente frente a la antigua ubicación del viejo Almarjal o el propio Palacio Consistorial con tal de recuperar nuestra perdida identidad.
Y he ahí el quid de la cuestión. Ese es el debate que yo creo que suscita Paco Gómez. Las opiniones encontradas entre sus partidarios y los que no aprueban su manera de proceder son, en realidad, las opiniones encontradas entre dos grupos de aficionados bien diferenciados; los que van cada domingo al Cartagonova a encontrarse con sus raíces y sentirse orgullosos de sus colores, y los que van por simple divertimento a ver un espectáculo con la única pretensión de desahogarse, pasar el rato y, si es posible, ascender. Es el debate entre los que están dispuestos a consentir su soberbia y su forma desnaturalizada de "teledirigir" el club con tal de que haya liquidez y se aumente la probabilidad de éxito, frente a aquellos que se sienten incómodos en su propia casa y prefieren seguir conservando su dignidad. Es, en definitiva, el debate entre los que seguirán yendo al Cartagonova a cualquier precio, aunque el equipo juegue en territorial preferente y haga un día de perros, y los que encontrarán en este hecho la excusa perfecta para desentenderse por un tiempo del fútbol local, y no volverán a interesarse por él hasta que asome de nuevo la cabeza por categoría nacional (o deje de llover).
Los primeros, entre los cuales me incluyo, no tenemos miedo a la marcha de Gómez (que no es lo mismo que desearla o no estar preocupado por el futuro) por una sencilla razón; estaremos donde esté el Efesé, ya sea en tercera, en preferente o (ojalá) en primera división. Nadie va a chantajearnos o asustarnos con sus amenazas porque para nosotros el orgullo de sentirnos de este equipo sobrepasa con creces la ilusión de militar en una categoría superior, por muchas ganas que tengamos de que esto ocurra. Por eso tenemos esa tranquilidad y paz interior para decir lo que pensamos y no nos dan miedo las consecuencias que podrían derivarse de su marcha. Nadie nos va a quitar ese sentimiento, como nadie se lo quitaría a nuestro amigo, el viejo aficionado levantado de su tumba para manifestarse frente al viejo Almarjal.
Los que temen que Paco Gómez se vaya, los que dicen que sin Paco Gómez se acabaría el fútbol en Cartagena, los que auguran tempestad y tiempos oscuros tras la marcha del hijo pródigo son, en el mejor de los casos, aficionados inmaduros que aún no han aprendido lo que significa ser del Efesé. En el peor de ellos, se trata de los que comen de la mano de Gómez y están interesados en que siga a toda costa con tal de mantener su estatus. No sirven a los propósitos del Efesé; ni siquiera a los de Gómez, sino a los suyos propios. Por eso debemos guardarnos de sus palabras y tener claro quienes somos y de donde venimos.
Todo el que lea esto debería preguntarse a qué grupo de aficionados pertenece.